miércoles, 23 de noviembre de 2011

La Educación y la Cultura en nuestro pais

En nuestro entorno diario, las palabras Educación y Cultura usualmente las asociamos a la mayoría de hechos que acontecen en nuestra sociedad, sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar que no son dos conjuntos separados, sino al contrario están ligados y son dependientes el uno del otro.
La pregunta que nos tendríamos que hacer es que premisa estaría acorde a nuestra realidad: sin Educación no hay cultura? O sin Cultura no hay educación?
Partiendo de los conceptos, la Educación que viene del latín educere “guiar, conducir” o educare “formar, instruir” es el proceso mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y en muchos casos hasta las formas de actuar. También vincula y concientiza cultural, moral y espiritualmente.
Por otro lado, la Cultura es una serie de patrones y modelos que utiliza una sociedad para manifestarse. Son todas las habilidades y la información que posee un ser humano, desde el lenguaje, las costumbres, hasta su religiosidad.
En el caso de la educación en nuestro país, no se le ha dado continuidad a programas a largo plazo para redefinir el rumbo y por ende mejorar la calidad educativa de nuestros jóvenes, hemos sido testigos, de la implementación de medidas populistas que no abonan al crecimiento educacional o peor aún a elevar la calidad académica.
Se carece de programas que se enfoquen en la formación en valores, en nuestras tradiciones en nuestra historia. Y ante esto dejamos la cultura (o su enseñanza) a la deriva, a sabiendas que somos un país sin cultura propia, en el cual cualquier costumbre o tradición extranjera tiene más validez que algo “nuestro”.
La misma suerte corren los valores, ante la ausencia de una enseñanza formal, le dejamos la tarea a los núcleos familiares, a sabiendas que ese rol en las familias es dejado a un lado por una serie de factores (falta de tiempo, exceso de trabajo, falta de educación, etc.).
Con todo este panorama incierto y oscuro para nuestro país, vemos a jóvenes inmersos desde tempranas edades refugiándose o desahogando sus vacíos en hechos delictivos, maras, o consumiendo estupefacientes, lo cual a la larga termina siendo una carga más para el gobierno, y por ende para la sociedad.
Deserción escolar, asesinatos de jóvenes, aumento en los hechos delictivos, falta de interés de los jóvenes en las soluciones de país, son parte de los ejemplos que podemos enumerar por la falta de educación.
Lo que se tiene que hacer, son una serie de propuestas serias, con visión real de país, cambios estructurales, que inician desde la formación docente, la revisión de los planes de estudio y teniendo metas claras con objetivos definidos.
No podemos seguir permitiendo que el nivel académico de nuestros jóvenes sea deficiente, porque si nos basamos que de la educación de los habitantes de un país depende su evolución y desarrollo, de nada serviría estar malgastando recursos para abrir nuevas fuentes de trabajo si no se cuenta con la mano de obra calificada para que las cubran.
Estamos en el año que se conmemora el Bicentenario, y aunque hay muchas opiniones encontradas en ese tema, algo es cierto, ese Primer Grito de Independencia generó cambios, que con el paso del tiempo fueron consolidándose para darle paso a nuestro país El Salvador! Esa es nuestra historia, con altas y bajas pero es nuestra! Tomemos ese ejemplo para hacer cambios reales para nuestro país, para mejorar la educación y mantener nuestra cultura! Seamos los principales actores de un nuevo grito “el de Cambiar nuestra realidad” y solo lo haremos, en la medida que tengamos buena educación, que mantengamos nuestras tradiciones y sobre todo q seamos promotores de valores que tanta falta le hacen a nuestra sociedad!.
Sin educación, no solo no hay cultura, no habrá progreso ni desarrollo!! Y de qué nos sirve un país sin historia, sin educación, y sin costumbre? Definitivamente ambos tienen que ir de la mano, porque en la medida que avancemos en esos temas vamos a tener oportunidades reales de dar el tan anhelado paso a un desarrollo sostenible y por ende lograr un mayor bienestar para las familias salvadoreñas.

OP

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